Santa Barbara

El nombre Santa Bárbara es un homenaje a nuestra tierra, a nuestras tradiciones y a nuestros cultos. La historia de estos lugares hunde sus raíces en el siglo VI cuando Senigallia era una ciudad bizantina y había un baluarte longobardo (y, por tanto, 'bárbaro') en un pueblo cercano. Desde entonces ese pueblo tomó el nombre de Bárbara, donde hoy se encuentra nuestra bodega.

Nuestros viñedos cuentan con una superficie de 45 hectáreas a lo largo de las dulces colinas que desde el municipio de Bárbara pasan a través de Serra de Conti, Montecarotto y Arcevia hasta llegar a Morro D’Alba y Cupramontana.

La peculiaridad de estas zonas son sus terrenos arcillosos y ricos en agua que surgen en un territorio delimitado por el Mar Adriático a este y la cadena de los Apeninos a oeste.

Desde el principio la finca Santa Bárbara estableció dos objetivos: relanzar las uvas autóctonas (Verdicchio Castelli di Jesi, Montepulciano y Lacrima di Morro d’Alba) y crear vinos con un "gusto internacional" que fueran originales y que tuvieran gran personalidad como Merlot, Syrah y Cabernet Sauvignon.

El nombre Santa Bárbara es un homenaje a nuestra tierra, a nuestras tradiciones y a nuestros cultos. La historia de estos lugares hunde sus raíces en el siglo VI cuando Senigallia era una ciudad bizantina y había un baluarte longobardo (y, por tanto, 'bárbaro') en un pueblo cercano. Desde entonces ese pueblo tomó el nombre de Bárbara, donde hoy se encuentra nuestra bodega.

Nuestros viñedos cuentan con una superficie de 45 hectáreas a lo largo de las dulces colinas que desde el municipio de Bárbara pasan a través de Serra de Conti, Montecarotto y Arcevia hasta llegar a Morro D’Alba y Cupramontana.

La peculiaridad de estas zonas son sus terrenos arcillosos y ricos en agua que surgen en un territorio delimitado por el Mar Adriático a este y la cadena de los Apeninos a oeste.

Desde el principio la finca Santa Bárbara estableció dos objetivos: relanzar las uvas autóctonas (Verdicchio Castelli di Jesi, Montepulciano y Lacrima di Morro d’Alba) y crear vinos con un "gusto internacional" que fueran originales y que tuvieran gran personalidad como Merlot, Syrah y Cabernet Sauvignon.

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