Ugo Lequio

Los grandes nacen siempre de un proyecto de futuro, pero sin la ambición sin igual de dar lo mejor, nada verdaderamente grande puede desarrollarse. A esto se remonta la filosofía de Ugo, una pequeña empresa que participa en la cultura del vino aportando su contribución de profesionalidad y progreso. A principios de los años 80 firmó las primeras botellas de producción propia, seleccionando personalmente las uvas de seis hectáreas de viñedos de la "Cascina Nuova", una finca situada en el corazón de la histórica colina de Gallina que en su día formó parte del gran patrimonio vitícola de los señores de Neive Conti Riccardi Candiani, hoy propiedad de Marcarino.

La valiosa experiencia adquirida a lo largo del tiempo, la investigación y la experimentación en el viñedo y en la bodega, han contribuido a hacer de este productor un protagonista de esa revolución de la calidad que, en los últimos años, ha dado lugar a la aparición de una cultura del vino elitista. La convicción de que un gran vino nace con el tiempo y de que la espera, gestionada sin ansiedad, le confiere clase, importancia y longevidad, induce a Ugo a poner sus botellas en el mercado sólo después de un largo y adecuado reposo.

Los grandes nacen siempre de un proyecto de futuro, pero sin la ambición sin igual de dar lo mejor, nada verdaderamente grande puede desarrollarse. A esto se remonta la filosofía de Ugo, una pequeña empresa que participa en la cultura del vino aportando su contribución de profesionalidad y progreso. A principios de los años 80 firmó las primeras botellas de producción propia, seleccionando personalmente las uvas de seis hectáreas de viñedos de la "Cascina Nuova", una finca situada en el corazón de la histórica colina de Gallina que en su día formó parte del gran patrimonio vitícola de los señores de Neive Conti Riccardi Candiani, hoy propiedad de Marcarino.

La valiosa experiencia adquirida a lo largo del tiempo, la investigación y la experimentación en el viñedo y en la bodega, han contribuido a hacer de este productor un protagonista de esa revolución de la calidad que, en los últimos años, ha dado lugar a la aparición de una cultura del vino elitista. La convicción de que un gran vino nace con el tiempo y de que la espera, gestionada sin ansiedad, le confiere clase, importancia y longevidad, induce a Ugo a poner sus botellas en el mercado sólo después de un largo y adecuado reposo.

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