Luce della Vite - Frescobaldi

Ubicada en la zona de Montalcino al suroeste de la localidad que lleva el mismo nombre, la finca Luce della Vite (Frescobaldi) cuenta con una superficie de 192 hectáreas de terreno de las que 55 con viñedos. Una parte de estos se plantó en 1977, mientras la mayoría se volvió a plantar en 1997 con una densidad media de 6.100 plantas por hectárea.

Con una altitud de 350-420 metros s.n.m., esta finca es una de las más elevadas de Montalcino. En estas alturas el terreno resulta rico en esquistos arcillosos, muy drenado y pobre en sustancias orgánicas, lo que favorece la viticultura de sangiovese. En las zonas más bajas el terreno es más rico en arcilla y resulta perfecto para la variedad merlot.

En los últimos años se han añadido algunas hectáreas de cabernet sauvignon en los terrenos más arenosos de la finca. Los largos veranos secos y muy soleados típicos de esta zona, la latitud y la exposición hacia sur permiten una maduración lenta y completa de los racimos que producen vinos de gran concentración y vigor. Las noches frescas y ventiladas conservan la complejidad aromática de las uvas.

Ubicada en la zona de Montalcino al suroeste de la localidad que lleva el mismo nombre, la finca Luce della Vite (Frescobaldi) cuenta con una superficie de 192 hectáreas de terreno de las que 55 con viñedos. Una parte de estos se plantó en 1977, mientras la mayoría se volvió a plantar en 1997 con una densidad media de 6.100 plantas por hectárea.

Con una altitud de 350-420 metros s.n.m., esta finca es una de las más elevadas de Montalcino. En estas alturas el terreno resulta rico en esquistos arcillosos, muy drenado y pobre en sustancias orgánicas, lo que favorece la viticultura de sangiovese. En las zonas más bajas el terreno es más rico en arcilla y resulta perfecto para la variedad merlot.

En los últimos años se han añadido algunas hectáreas de cabernet sauvignon en los terrenos más arenosos de la finca. Los largos veranos secos y muy soleados típicos de esta zona, la latitud y la exposición hacia sur permiten una maduración lenta y completa de los racimos que producen vinos de gran concentración y vigor. Las noches frescas y ventiladas conservan la complejidad aromática de las uvas.

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