Castello Pomino - Frescobaldi

Castello Pomino es una joya escondida entre las fincas Frescobaldi. Se revela a quienes atraviesan los primeros bosques de las montañas florentinas, con viñedos que ascienden hasta los 700 metros de altitud. El castillo data del siglo XVI y desde el principio destacó por la excelencia de su emplazamiento. El testimonio más eficaz se remonta a 1716, cuando el Gran Duque Cosme III de Médicis identificó los cuatro territorios más idóneos de la Toscana para producir vinos de calidad. En el documento, considerado el precursor de los vinos DOC modernos, figura de hecho el territorio de Pomino junto con Chianti, Carmignano y Val d'Arno di Sopra.

Desde esa fecha, los vinos de Castello Pomino han ganado numerosos premios: fueron galardonados en 1873 en la Exposición Universal de Viena y en 1878 obtuvieron la Medalla de Oro en la Expo de París, el mayor reconocimiento internacional de la época. Hoy en día, Castello Pomino sigue siendo sinónimo de tradición vitivinícola toscana, combinada con el deseo de innovar y un saber hacer experto. Brillo y mineralidad para un vino toscano de autor.

Castello Pomino es una joya escondida entre las fincas Frescobaldi. Se revela a quienes atraviesan los primeros bosques de las montañas florentinas, con viñedos que ascienden hasta los 700 metros de altitud. El castillo data del siglo XVI y desde el principio destacó por la excelencia de su emplazamiento. El testimonio más eficaz se remonta a 1716, cuando el Gran Duque Cosme III de Médicis identificó los cuatro territorios más idóneos de la Toscana para producir vinos de calidad. En el documento, considerado el precursor de los vinos DOC modernos, figura de hecho el territorio de Pomino junto con Chianti, Carmignano y Val d'Arno di Sopra.

Desde esa fecha, los vinos de Castello Pomino han ganado numerosos premios: fueron galardonados en 1873 en la Exposición Universal de Viena y en 1878 obtuvieron la Medalla de Oro en la Expo de París, el mayor reconocimiento internacional de la época. Hoy en día, Castello Pomino sigue siendo sinónimo de tradición vitivinícola toscana, combinada con el deseo de innovar y un saber hacer experto. Brillo y mineralidad para un vino toscano de autor.

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