Sanfeletto

Sanfeletto, que siempre ha sido propiedad de la familia Ceschin, comenzó su historia en los albores del siglo pasado con su fundador Emilio, nacido en 1887. Emilio era un joven viticultor que se dedicaba con pasión al cultivo de sus viñas, produciendo vino que vendía a los mercados y tabernas de la Marca Trevigiana. Desde la pequeña bodega de San Pietro, partía con un carro tirado por caballos para entregar el vino a los clientes, transportándolo en pequeños barriles de madera (caratelli) y viajando hasta Cadore y Carnia, en Friuli. En la década de 1930, se unió a Emilio su sobrino Rino, que dirigiría la empresa durante más de 60 años. Bajo su dirección, la bodega comenzó a estructurarse, desarrollándose y distinguiéndose por esa meticulosa atención a la calidad que se convertiría en el sello distintivo de Sanfeletto. En 1975, su hijo Paolo, licenciado por la Scuola Enologica di Conegliano (Escuela de Enología de Conegliano), el primer y más prestigioso instituto técnico de Viticultura y Enología de Italia, se incorporó a la empresa. Junto con su padre, dio un nuevo rumbo a la filosofía de producción de la empresa, abandonando por completo la venta de vino a granel para concentrarse en la producción de vinos espumosos y finos. Así, se instalaron los primeros autoclaves para la producción de espumosos según el método Martinotti-Charmat y la primera planta de embotellado isobárico. Todavía hoy, con sus 45 años de experiencia, Paolo sigue dirigiendo la producción de Sanfeletto y de espumosos con la misma filosofía de entonces, anteponiendo la búsqueda escrupulosa de la calidad en cada botella. Los últimos en llegar son los cuatro hijos del matrimonio, Alberto, Nicola, Francesco y Giovanni. También ellos participan activamente en la empresa, desde el trabajo en el viñedo hasta la participación en ferias internacionales. En casi un siglo y tres generaciones de viticultores y enólogos, Sanfeletto se ha convertido en sinónimo de excelencia y coherencia en el mundo del Prosecco Superiore DOCG, creciendo y desarrollándose y manteniendo siempre la calidad de sus vinos en lo más alto de sus prioridades.

Sanfeletto, que siempre ha sido propiedad de la familia Ceschin, comenzó su historia en los albores del siglo pasado con su fundador Emilio, nacido en 1887. Emilio era un joven viticultor que se dedicaba con pasión al cultivo de sus viñas, produciendo vino que vendía a los mercados y tabernas de la Marca Trevigiana. Desde la pequeña bodega de San Pietro, partía con un carro tirado por caballos para entregar el vino a los clientes, transportándolo en pequeños barriles de madera (caratelli) y viajando hasta Cadore y Carnia, en Friuli. En la década de 1930, se unió a Emilio su sobrino Rino, que dirigiría la empresa durante más de 60 años. Bajo su dirección, la bodega comenzó a estructurarse, desarrollándose y distinguiéndose por esa meticulosa atención a la calidad que se convertiría en el sello distintivo de Sanfeletto. En 1975, su hijo Paolo, licenciado por la Scuola Enologica di Conegliano (Escuela de Enología de Conegliano), el primer y más prestigioso instituto técnico de Viticultura y Enología de Italia, se incorporó a la empresa. Junto con su padre, dio un nuevo rumbo a la filosofía de producción de la empresa, abandonando por completo la venta de vino a granel para concentrarse en la producción de vinos espumosos y finos. Así, se instalaron los primeros autoclaves para la producción de espumosos según el método Martinotti-Charmat y la primera planta de embotellado isobárico. Todavía hoy, con sus 45 años de experiencia, Paolo sigue dirigiendo la producción de Sanfeletto y de espumosos con la misma filosofía de entonces, anteponiendo la búsqueda escrupulosa de la calidad en cada botella. Los últimos en llegar son los cuatro hijos del matrimonio, Alberto, Nicola, Francesco y Giovanni. También ellos participan activamente en la empresa, desde el trabajo en el viñedo hasta la participación en ferias internacionales. En casi un siglo y tres generaciones de viticultores y enólogos, Sanfeletto se ha convertido en sinónimo de excelencia y coherencia en el mundo del Prosecco Superiore DOCG, creciendo y desarrollándose y manteniendo siempre la calidad de sus vinos en lo más alto de sus prioridades.

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