Montevetrano

Una amistad de mediados de los 80 entre un grupo de aficionados al vino con ganas de experimentar. Corría el año 1983 y entre ellos se encontraban Silvia Imparato y Riccardo Cotarella. 6 años más tarde se produjeron las primeras botellas de 90% Cabernet Sauvignon y 10% Aglianico, la primera añada de un vino que llevaría el mismo nombre que el castillo: Montevetrano. Un éxito extraordinario, que continúa hasta hoy. Después de 20 años, para celebrar la primera añada de Montevetrano, nació Core, un nuevo vino tinto elaborado al 100% con Aglianico, al que se unió en 2015 Core bianco, una mezcla de Fiano y Greco. Hoy Montevetrano es una finca de 26 hectáreas, de las que unas 5 son viñedos, en el Parque Regional de Monti Picentini, en el sur de Italia. Los viñedos se encuentran en San Cipriano Picentino, en una antigua propiedad borbónica a 100 metros sobre el nivel del mar, en la cresta de una colina entre robles, castaños, avellanos, cítricos y olivos, a la sombra de un antiguo castillo medieval. Los lindes están jalonados por zarzamoras y rosales viejos que conducen a las hileras de viñas del "viñedo de caballos", a la altura de la casa solariega de finales del siglo XVIII

Una amistad de mediados de los 80 entre un grupo de aficionados al vino con ganas de experimentar. Corría el año 1983 y entre ellos se encontraban Silvia Imparato y Riccardo Cotarella. 6 años más tarde se produjeron las primeras botellas de 90% Cabernet Sauvignon y 10% Aglianico, la primera añada de un vino que llevaría el mismo nombre que el castillo: Montevetrano. Un éxito extraordinario, que continúa hasta hoy. Después de 20 años, para celebrar la primera añada de Montevetrano, nació Core, un nuevo vino tinto elaborado al 100% con Aglianico, al que se unió en 2015 Core bianco, una mezcla de Fiano y Greco. Hoy Montevetrano es una finca de 26 hectáreas, de las que unas 5 son viñedos, en el Parque Regional de Monti Picentini, en el sur de Italia. Los viñedos se encuentran en San Cipriano Picentino, en una antigua propiedad borbónica a 100 metros sobre el nivel del mar, en la cresta de una colina entre robles, castaños, avellanos, cítricos y olivos, a la sombra de un antiguo castillo medieval. Los lindes están jalonados por zarzamoras y rosales viejos que conducen a las hileras de viñas del "viñedo de caballos", a la altura de la casa solariega de finales del siglo XVIII

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