Dievole es un rincón de la Toscana que siempre ha sido conocido como un pequeño paraíso en la tierra. Aquí, el diálogo entre la naturaleza y el hombre nunca se ha interrumpido, y la razón la explica el propio nombre: la raíz del nombre Dievole, de hecho, se remonta al significado de "Dios quiere". El nombre Dievole aparece oficialmente por primera vez en el siglo XI, concretamente el 10 de mayo de 1090. En aquellos años, el islandés Leif Erikson descubrió América del Norte, los chinos la pólvora, Bolonia abrió la primera universidad del mundo, Roma fue invadida por los normandos y el Papa Urbano II conquistó Jerusalén. Ese día, leemos en el contrato del notario Bellundo, se pagaron dos capones, tres panes y seis "denari lucchesi" de buena plata por el alquiler anual de un viñedo en el valle divino, en Dievole, precisamente. En 2012 Dievole inició una armoniosa y gradual renovación destinada a resaltar la identidad más profunda de estos lugares. Los sueños de ayer se convierten en los objetivos de mañana, antiguas certezas se confrontan con nuevas ideas. Es una evolución, bajo la bandera del respeto, que partió de la escucha de la tierra y tiene un único hilo conductor: la calidad. Tres son las expresiones de Dievole: sus viñedos que dibujan olas en las laderas de las colinas, los olivos que puntúan el paisaje con su encanto intemporal y la cálida acogida de la histórica Villa - Villa Dievole - un elegante complejo donde vivir momentos inolvidables.
Petrignano 2019 ha sido galardonado con el Rosso d'Italia 2023 según Gambero Rosso y representa un ambicioso proyecto firmado Dievole, el de valorizar el Sangiovese de viñedos individuales en los diferentes matices del Chianti Classico.
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