Bruna

La explotación Bruna nació de la intuición y la pasión de mi padre Riccardo. Es un típico ligur del interior, riguroso y testarudo, a veces retrógrado, pero aunque él se cree tradicionalista, yo sé que es un revolucionario. De hecho, a principios de los años setenta vinificó y embotelló vino Pigato de los viñedos históricos de la familia en Ranzo. Fue el primero del pueblo y la suya fue una elección de estilo de vida poco común para aquellos años en Liguria. Mi abuelo materno le apoyó inmediatamente y plantó nuevos viñedos en Ortovero. Se llamaba Virginio Capello, agricultor de mente refinada y modernista, y era un visionario: quería abrir una heladería en Constantinopla en los años 20. Siempre creyó en Pigato. Lo recuerdo con ternura, ya anciano, muy delgado, sentado en la escalinata de la casa, oteando las pérgolas de viñas plantadas a su alrededor casi como para dejarse abrazar por ellas. El empeño constante de mi padre, al que todos llamábamos cariñosamente "U Baccan", el jefe en dialecto, llevó con el tiempo a la ampliación de los viñedos de la finca, con una atención precisa por un lado a las mejores posiciones del suelo para plantar, y por otro a la creación de vinos que reflejaran su personalidad respetando la tipicidad varietal. Fue un innovador en aquellos años... Mi hermana y yo, que entonces éramos niñas, trabajábamos juntas en la vendimia y en la bodega, pasándolo muy bien. Papá solía reñir con Meneghin, el legendario ayudante, porque, según él, nunca hacíamos nada bien. Luego nos trasladamos a Génova para estudiar en la universidad, convencidos de que la ingeniería y la química farmacéutica eran nuestro futuro. Trabajar la tierra en aquellos años no era la máxima aspiración entre los jóvenes. Sin embargo, después de licenciarnos, contra viento y marea y a regañadientes de papá y mamá, decidimos con convicción volver. Queríamos ser viticultores. Durante años hemos trabajado con pasión en la granja: yo, mi hermana Annamaria y Roberto, mi marido. Junto con él decidimos cultivar toda nuestra tierra de forma natural. Fue una elección que cambió nuestras vidas. Para mejor. (Francesca Bruna)