Baron De Ladoucette

Una de las bodegas más famosas y con más solera de toda Borgoña está en manos de la familia Ladoucette desde el siglo XVIII, concretamente desde 1787, cuando los entonces propietarios, la familia del conde Lafond, compraron las tierras a la hija ilegítima del rey francés Luis XV. A lo largo de los años, el trabajo constante de la familia ha transformado los vinos de Pouilly-Fumé en productos de una calidad excepcional, haciéndolos rivalizar de tú a tú con el resto de los mejores blancos del mundo. En 1972, el Barón de Ladoucette heredó las tierras originales y las amplió comprando parcelas en las regiones de Sancerre, Pouilly-Fuissé, Chablis, Champagne, Vouvray y Chinon, ampliando así el centenario negocio vinícola de la familia.

En la actualidad, la Maison de Ladoucette consigue combinar a la perfección la innovación tecnológica y la tradición vitivinícola, la calidad y la gran cantidad, tratando de mantener el vínculo con la tierra y su microclima, y elaborando productos de gama alta en cada zona. En el viñedo, todos los trucos y todas las prácticas agronómicas tienen por objeto mantener el equilibrio del medio ambiente y del ecosistema, y las plantas se crían con un cuidado y una atención poco menos que meticulosos. En la bodega, la tradición dicta que cada parcela y cada cru se vinifiquen por separado, con el fin de realzar y exaltar las características intrínsecas de la fruta y las peculiaridades derivadas de la composición de los suelos: desde el despalillado hasta el estrujado, desde la fermentación a temperatura controlada hasta el envejecimiento, cada paso se supervisa y gestiona rigurosamente con el fin de procesar las uvas manteniéndolas diferenciadas según la parcela de origen.

Todo ello da lugar a etiquetas cuando menos extraordinarias, entre las que podemos citar una por nombrarlas todas, el Pouilly-Fumé 'Baron del L', un vino que sólo se elabora en las mejores añadas y que, con su extrema elegancia y excepcional finura, es actualmente reconocido de forma unánime e inequívoca no sólo como uno de los mejores Sauvignon franceses, sino en general como uno de los mejores Sauvignon del mundo.

Una de las bodegas más famosas y con más solera de toda Borgoña está en manos de la familia Ladoucette desde el siglo XVIII, concretamente desde 1787, cuando los entonces propietarios, la familia del conde Lafond, compraron las tierras a la hija ilegítima del rey francés Luis XV. A lo largo de los años, el trabajo constante de la familia ha transformado los vinos de Pouilly-Fumé en productos de una calidad excepcional, haciéndolos rivalizar de tú a tú con el resto de los mejores blancos del mundo. En 1972, el Barón de Ladoucette heredó las tierras originales y las amplió comprando parcelas en las regiones de Sancerre, Pouilly-Fuissé, Chablis, Champagne, Vouvray y Chinon, ampliando así el centenario negocio vinícola de la familia.

En la actualidad, la Maison de Ladoucette consigue combinar a la perfección la innovación tecnológica y la tradición vitivinícola, la calidad y la gran cantidad, tratando de mantener el vínculo con la tierra y su microclima, y elaborando productos de gama alta en cada zona. En el viñedo, todos los trucos y todas las prácticas agronómicas tienen por objeto mantener el equilibrio del medio ambiente y del ecosistema, y las plantas se crían con un cuidado y una atención poco menos que meticulosos. En la bodega, la tradición dicta que cada parcela y cada cru se vinifiquen por separado, con el fin de realzar y exaltar las características intrínsecas de la fruta y las peculiaridades derivadas de la composición de los suelos: desde el despalillado hasta el estrujado, desde la fermentación a temperatura controlada hasta el envejecimiento, cada paso se supervisa y gestiona rigurosamente con el fin de procesar las uvas manteniéndolas diferenciadas según la parcela de origen.

Todo ello da lugar a etiquetas cuando menos extraordinarias, entre las que podemos citar una por nombrarlas todas, el Pouilly-Fumé 'Baron del L', un vino que sólo se elabora en las mejores añadas y que, con su extrema elegancia y excepcional finura, es actualmente reconocido de forma unánime e inequívoca no sólo como uno de los mejores Sauvignon franceses, sino en general como uno de los mejores Sauvignon del mundo.

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