En las colinas orientales de Friuli, que van desde la provincia italiana de Udine hasta la frontera con Eslovenia, se desprenden frescas brisas que secan los viñedos pero no se trata de los vientos fríos del norte que se detienen en la zona prealpina.
Aquí los terrenos son ricos en margas y rocas arenarias, una combinación que a nivel local se denomina "ponca". Dichos terrenos, que se caracterizan por su escasa fertilidad, son muy adecuados para el cultivo de viñedos que, de otra manera, serían demasiado productivos, con una ventaja especial para la concentración de azúcares y aromas en las uvas.
En este contexto en 1988 la familia Fantinei compró a Mario Paron la bodega que se convertiría en La Roncaia. Al principio la idea era vender las botellas producidas únicamente en el mercado local.
Tras los primeros éxitos, la mirada fue focalizándose hacia el mercado italiano y luego hacia el mercado internacional. Actualmente, La Roncaia produce cada año 60.000 botellas cuya calidad indiscutible es la síntesis perfecta de la naturaleza maravillosa de este territorio.