Falkenstein (Franz Pratzner)

A los 20 años, Franz metió su primer vino en la bodega. Una experiencia fascinante que deja huella y enciende el fuego interior: el deseo de convertirse en viticultor se vuelve irresistible. Un sueño que no surge por casualidad: de hecho, en el pasado se prensaba aquí Schiava para la taberna familiar. La zona vitivinícola de Falkenstein y el viñedo se mencionan en un documento ya en el siglo XII, y la familia Pratzner puede remontarse a más de doscientos años de existencia. Hasta 1989, el paisaje de la zona vitivinícola de Falkenstein estaba dominado por los manzanos. Al principio, la viticultura debía ser una actividad secundaria para la familia. Pero la llamada a hacer realidad sueños largamente acariciados se hizo cada vez más fuerte, y finalmente Franz y Bernadette Pratzner se aventuraron juntos en una dirección nueva y diferente: abandonaron el negocio de la fruticultura y se dedicaron a la viticultura. Perfeccionamiento y comercialización: todo en un mismo negocio (familiar). El oficio de viticultor es más que un trabajo, es una vocación. Y así es exactamente como debe ser, porque es la única forma de producir vinos sofisticados. Artesanía y amor por el detalle. Estas palabras están cargadas de significado para la familia Pratzner. El proceso constante se basa en el trabajo manual, las máquinas sólo sirven de apoyo. Desde 2003, todos los vinos se vinifican en la nueva bodega. Los vinos blancos maduran en grandes barricas de madera de acacia en la bodega de roca. En 14 hectáreas (entre 600 y 900 m de altitud) crecen excelentes variedades de uva como Riesling, Pinot Blanc, Sauvignon, Gewürztraminer y Pinot Noir. Cada año se producen unas 90.000 botellas. Franz y Bernadette han transmitido su alegría y pasión por el vino a sus dos hijas, que han sido testigos del incansable esfuerzo de sus padres y están orgullosas de lo que han creado. Al principio, sin embargo, ninguno de los dos quería seguir una formación agrícola. La chispa de la pasión también estalló en el corazón de Magdalena, que, tras varias prácticas, incluso en Australia, y estudios de enología, lleva en la empresa desde 2019. Michaela estudió administración de empresas y ahora, desde el extranjero, apoya los canales sociales y las ventas de la bodega Falkenstein El vino refleja al viticultor y la pasión y filosofía, con la que se trata a la vid. En la bodega Falkenstein queremos seguir produciendo de forma natural y trabajar respetando el medio ambiente. Seguimos fieles al lema intergeneracional: vivir en estrecho contacto con la naturaleza y apreciarla, pero nunca subestimarla.