Majolini

Las raíces que unen a la familia Majolini con su tierra son profundas y se remontan muy atrás", nos cuenta Ezio Maiolini, "se remontan al siglo XV, cuando nuestra familia se instaló en Ome. El vínculo con la viticultura nació casi de inmediato y nuestro apellido, tomado de una variedad de uva autóctona, la uva Majolina, es testigo de esta aventura ¡El vínculo con nuestra tierra nos ha dado grandes satisfacciones! Especialmente a nuestro padre Valentino, de quien heredamos la pasión y el amor por la producción vinícola. Fue él quien decidió, a finales de los años sesenta, arreglar la antigua bodega familiar y empezar a cultivar el Ruc di Gnoc, un magnífico viñedo de ladera alta que sigue produciendo el vino del mismo nombre. No es de extrañar, pues, que mis hermanos y yo quisiéramos afianzar nuestras raíces, desarrollando aún más el proyecto iniciado por nuestro padre. El punto de inflexión decisivo llegó con la adquisición, a principios de los años noventa, de la espléndida zona denominada Campèi. En 1995 comenzaron las obras de construcción de la nueva bodega, una instalación de 4.000 metros que domina un valle incomparable. Hablar del desarrollo de una bodega significa conceder gran importancia a la investigación. Quien produce un vino de excelencia no puede ni quiere pensar en el desarrollo en términos numéricos, sino cualitativos. Desde 1981 hasta hoy, nuestro principal empeño ha sido aumentar el potencial de nuestros viñedos, proteger y valorizar el terruño y optimizar los procedimientos de producción respetando estrictamente la tradición vitivinícola

Las raíces que unen a la familia Majolini con su tierra son profundas y se remontan muy atrás", nos cuenta Ezio Maiolini, "se remontan al siglo XV, cuando nuestra familia se instaló en Ome. El vínculo con la viticultura nació casi de inmediato y nuestro apellido, tomado de una variedad de uva autóctona, la uva Majolina, es testigo de esta aventura ¡El vínculo con nuestra tierra nos ha dado grandes satisfacciones! Especialmente a nuestro padre Valentino, de quien heredamos la pasión y el amor por la producción vinícola. Fue él quien decidió, a finales de los años sesenta, arreglar la antigua bodega familiar y empezar a cultivar el Ruc di Gnoc, un magnífico viñedo de ladera alta que sigue produciendo el vino del mismo nombre. No es de extrañar, pues, que mis hermanos y yo quisiéramos afianzar nuestras raíces, desarrollando aún más el proyecto iniciado por nuestro padre. El punto de inflexión decisivo llegó con la adquisición, a principios de los años noventa, de la espléndida zona denominada Campèi. En 1995 comenzaron las obras de construcción de la nueva bodega, una instalación de 4.000 metros que domina un valle incomparable. Hablar del desarrollo de una bodega significa conceder gran importancia a la investigación. Quien produce un vino de excelencia no puede ni quiere pensar en el desarrollo en términos numéricos, sino cualitativos. Desde 1981 hasta hoy, nuestro principal empeño ha sido aumentar el potencial de nuestros viñedos, proteger y valorizar el terruño y optimizar los procedimientos de producción respetando estrictamente la tradición vitivinícola

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