Kuenhof

La viticultura en el Kuenhof tiene una larga tradición. Durante muchos años, las uvas de nuestros viñedos se utilizaban para la taberna de nuestra granja y luego se distribuían a la bodega de la Abadía de Novacella. En 1988 se produjo un acontecimiento que cambió la historia del Kuenhof. Una botella de vino, producida para uso personal, llegó a manos de Karl Mair, gerente del renombrado restaurante Pretzhof de Val di Vizze y gran conocedor de vinos, que quedó inmediatamente hechizado por nuestro vino y nos animó así a tomar un camino diferente. En 1990 decidimos pues pasar de ser proveedores de vino a comercializar nuestros productos de forma independiente. Con la ayuda y colaboración del enólogo Ignaz Niedrist, elaboramos entonces por primera vez nuestro vino a lo grande. Así fue como el carpintero Peter y la dependienta Brigitte se convirtieron en viticultores. Nuestro amor por la naturaleza también se ha transmitido a nuestros tres hijos: Katrin, Hanna y Simon. El menor de los tres, Simon, descubrió su gran pasión por el vino durante su formación como electricista, por lo que decidió cambiar de rumbo y más tarde completó una formación como técnico vinícola en Weinsberg. Desde entonces, somos tres en este camino: Peter, Brigitte y Simon. Aprendemos juntos, discutimos y reflexionamos sobre nuestras estrategias y filosofía, intentando así transmitir nuestra pasión a la siguiente generación.

La viticultura en el Kuenhof tiene una larga tradición. Durante muchos años, las uvas de nuestros viñedos se utilizaban para la taberna de nuestra granja y luego se distribuían a la bodega de la Abadía de Novacella. En 1988 se produjo un acontecimiento que cambió la historia del Kuenhof. Una botella de vino, producida para uso personal, llegó a manos de Karl Mair, gerente del renombrado restaurante Pretzhof de Val di Vizze y gran conocedor de vinos, que quedó inmediatamente hechizado por nuestro vino y nos animó así a tomar un camino diferente. En 1990 decidimos pues pasar de ser proveedores de vino a comercializar nuestros productos de forma independiente. Con la ayuda y colaboración del enólogo Ignaz Niedrist, elaboramos entonces por primera vez nuestro vino a lo grande. Así fue como el carpintero Peter y la dependienta Brigitte se convirtieron en viticultores. Nuestro amor por la naturaleza también se ha transmitido a nuestros tres hijos: Katrin, Hanna y Simon. El menor de los tres, Simon, descubrió su gran pasión por el vino durante su formación como electricista, por lo que decidió cambiar de rumbo y más tarde completó una formación como técnico vinícola en Weinsberg. Desde entonces, somos tres en este camino: Peter, Brigitte y Simon. Aprendemos juntos, discutimos y reflexionamos sobre nuestras estrategias y filosofía, intentando así transmitir nuestra pasión a la siguiente generación.

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