He viajado por la región de Beaujolais durante muchos años y mi experiencia como comerciante de vinos me ha hecho consciente de la importancia fundamental de los grandes terruños para la producción de grandes vinos. A los profesionales del sector inmobiliario les gusta decir que sólo la ubicación cuenta a la hora de determinar el valor de una propiedad. Lo mismo ocurre con el vino: su procedencia es crucial. Hoy, como enólogo, tengo la inmensa fortuna de trabajar con terruños excepcionales. Agradezco a los viticultores que me precedieron en estos viñedos el haberlos mimado durante décadas, y ellos me lo agradecen hoy. Mi tarea consiste en sacar la expresión más pura de cada origen, sin edulcorarla, respetando las cualidades y los límites de cada añada. Es un trabajo duro, riguroso y complejo, pero el placer de trabajar en un entorno tan magnífico es inmenso.