La bodega ofrece emociones difíciles de reproducir. Estamos en Chiusi, tierra etrusca por excelencia, a unas decenas de metros de la catacumba de Santa Mustiola y de las tumbas etruscas más famosas. La entrada a la bodega se realiza a través de una tumba etrusca; la entrada nos hace olvidar (pero sólo por un momento) el verdadero motivo de nuestra presencia, pero es el vino el que nos llama de nuevo y nos acompaña al descubrimiento de un lugar vocacional y mágico. La bodega se desarrolla a lo largo de túneles naturales excavados en una cueva de toba. Un escenario fascinante para la vista y esencial para el envejecimiento del vino. (Fabio Cenni)