El sueño de todo enólogo, como sabemos, es poder expresarse en perfecta armonía con lo que la madre naturaleza ha puesto a su disposición, es decir, la tierra y las vides que cultiva con esmero. En cualquier caso, en Corte Adami se disfruta de un privilegio como pocos. La familia Adami cultiva su pasión desde hace generaciones. Pasión por el fruto que recogen cada año, pasión por la tierra que trabajan y cuidan, pasión por las cosas bellas y, por ello, preciosas de la vida. Y así es como desde 2004, paralelamente a su histórica actividad como viticultores, sus hijos Andrea, Martina y Giulia, con el apoyo de su padre Angelo y de su abuelo Gaetano, decidieron elaborar su propio vino, con el firme propósito de producir vinos excelentes.
Vinos auténticos, vinos sinceros, en los que la perfecta comunión entre la mano del viticultor, el tesoro escondido que otorga el suelo y el inmenso patrimonio ampelográfico de las variedades de uva típicas de la zona se unen en gran armonía para representar fielmente lo que las zonas de Soave y Valpolicella pueden expresar.