Cuando el espeso manto de nieve deja paso a la tierna hierba que engorda los pastos, las viñas deciden entregarse a un derroche de aromas característicos, como es el caso del Moscato Giallo que compone este aromático y agradable cáliz. Bolzano, situado en la encrucijada de los valles de Eisack y Etsch y atravesado por el río Talvera, posee un clima y unas condiciones edafológicas excelentes para el cultivo de la vid y la producción de vinos de montaña. Las uvas blancas concentran sus aflatos florales gracias a las fluctuaciones de temperatura, las tintas conservan una elegancia femenina, clara y agradable.
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