Desde la delgada lengua de tierra de los Campi Flegrei, un lugar encantado al norte del Golfo de Nápoles, Vincenzo Di Meo da lecciones de estilo sobre la interpretación de la Falanghina y el Piedirosso.
Ayudan al joven enólogo la preciosa composición volcánica del suelo, rico en cenizas y lapilli, que ha permitido a las vides de más de ochenta años fortificarse y protegerse de la filoxera, y la consolidada tradición vinícola familiar iniciada hace tres generaciones. Aún habrá que esperar un año más para catar el Marsiliano y el blanco Domus Giulii, vinos pertenecientes a la línea dedicada a la investigación ampelográfica y enológica.
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