A veces la casualidad ayuda. En el caso de Renate Schütz, fue una increíble cadena de coincidencias la que la llevó al Piamonte en 1994. En su vida "anterior", estudió y trabajó con uno de los filósofos naturales más conocidos de Alemania, hasta que decidió poner a prueba la teoría en la práctica: una agricultura diferente debería ser un cultivo que no sólo estuviera en armonía con la naturaleza, sino que también alcanzara la máxima calidad.
Con entusiasmo, pasión y un atormentado grado de "ecofundamentalismo", desde entonces ha rendido homenaje al "genius loci" no sólo en términos de "terroir" y ubicación, sino también, su compañerismo natural, respeto y conciencia Para dar las gracias que hacen de este lugar un "paraíso con un lugar de trabajo conectado", como a veces se le llama cariñosamente gruñido.
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