El topónimo Vallocaia, de antigua virtud vitivinícola, había sido abandonado cuando el comerciante suizo Rudi Bindella sentó las bases de un renacimiento sin parangón a principios de los años ochenta. Al fin y al cabo, Montepulciano es uno de los lugares más bellos de la Toscana y sus suelos de origen plioceno (ricos en arenas, arcillas y elementos marinos) marcan la diferencia en cuanto a elegancia en la copa, y Vallocaia, dentro del cru Argiano, es un pequeño paraíso donde la naturaleza parece expresarse ya a la perfección. A Giovanni Capuano se le ha encomendado la tarea en bodega de sacar a relucir sin filtros la finura de los vinos producidos en este lieu dit, un arte difícil que por las catas parece dominar especialmente bien.
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