Podría pensarse que en Lombardía, región puntera de la economía italiana, la viticultura tiene una importancia secundaria. Por el contrario, en las colinas de Oltrepò Pavese y Brescia, en las escarpadas terrazas de Valtellina y en otras zonas diseminadas por la región, la vid prospera desde tiempos remotos. En 2009 se produjeron unos 1.277.000 hl de vino, diversificados por color y tipo, de los que el 70% eran tintos. Las puntas de lanza de la producción lombarda son las burbujas DOCG de Franciacorta, elaboradas mediante la prefermentación en botella de vinos base obtenidos principalmente a partir de chardonnay, y las de la DOCG Oltrepò pavese Metodo Classico, a base de pinot noir, variedad de vid que también produce excelentes tintos en esta zona. El Oltrepò Pavese se distingue por una base ampelográfica muy amplia, en la que se pueden encontrar chardonnay, riesling italico y pinot grigio, moscato bianco y malvasía, todas ellas uvas blancas, aunque las cepas más características son la barbera tinta y la croatina, a menudo elaboradas en agradables versiones espumosas con un delicado matiz abboccata. Además de Franciacorta, la provincia de Brescia ofrece interesantes vinos tintos y blancos tranquilos en la DOC Curtefranca, elaborados principalmente a partir de cepas internacionales, así como tintos a base de groppello en la zona de Garda Bresciano. Más al norte, en Valtellina, el nebbiolo, aquí llamado chiavennasca, que encuentra un entorno adecuado incluso más allá de las fronteras del querido Piamonte, aquí, de hecho, produce vinos de excelente estructura y buena longevidad, sobre todo en los DOCG Valtellina Superiore y Sforzato della Valtellina, este último obtenido por desecación parcial de la uva.