Tenuta di Fiorano

La finca Fiorano, con sus vinos, Fiorano Rosso y Fiorano Bianco, y su historia tan rica en ideas innovadoras y algún que otro misterio, situada en via di Fioranello n. 19-31, cerca de la Appia Antica, también próxima al aeropuerto de Ciampino, es propiedad del príncipe Alessandrojacopo Boncompagni Ludovisi. La fama de la finca Fiorano también está ligada a la figura del príncipe Alberico Boncompagni Ludovisi, un personaje que el tiempo ha envuelto en merecida leyenda. Entre los años 40 y 50, Alberico se apasionó por la viticultura y optó, de forma pionera en Italia, por plantar cabernet sauvignon y merlot, malvasía de Candia y un desconocido, para la época, sémillon.

Entre su amistad con Tancredi Biondi Santi y Veronelli, anécdotas y misterios -como la bodega inviolable- y su carácter reservado, Alberico siguió produciendo vinos hasta 1998, cuando arrancó casi todo el viñedo sin dar explicaciones, con una salida digna de la fama que se había labrado a lo largo de los años.

Entre las pocas personas que frecuentaban a Alberico en aquellos años se encontraban su primo Paolo Boncompagni Ludovisi y su hijo Alessandrojacopo, que ya poseían parte de la finca de la zona, incluida la pequeña iglesia de Santa Fresca y la villa vecina. Paolo y Alessandro empezaron a ocuparse de la Tenuta, siempre guiados por Alberico que, mientras tanto, por problemas de salud se había retirado a Roma y supervisaba la gestión desde allí. Entre 1999 y 2004, Alessandro compró otras 13 hectáreas de terreno cerca del núcleo inicial. Plantó, junto con su padre, un viñedo experimental frente a la Villa di Santa Fresca y luego, de nuevo bajo la supervisión de Alberico, que le cedió los derechos de replantación, estableció un nuevo viñedo que debía seguir al que se había explantado anteriormente.

Alessandro, entonces veinteañero e inexperto, pero con gran pasión, fue guiado por Alberico en la elección de los suelos, los clones y la plantación de los viñedos, todo ello siempre de forma ecológica, hasta las operaciones de vinificación, las mismas que continúan hoy tanto en el método de elaboración como en el empleo de los trabajadores, incluido Gianni Valenti, la memoria histórica.

Hasta hoy, tras la vendimia manual, las uvas se prensan a mano, la vinificación tiene lugar en la Bodega Vieja, y luego el vino, por gravedad, llega a la Bodega Histórica, donde continúa con el envejecimiento en las viejas barricas y el largo reposo en botella. Alberico aplicó en todo su experiencia anterior, pero a la hora de elegir las variedades de uva para los vinos blancos, su anciano primo, sin dar explicaciones, impuso el uso de otros clones, Grechetto y Viognier, y nunca más quiso oír hablar del sémillon. A Alberico le sucedió Alessandrojacopo, que hoy está al frente de la finca de unas 200 hectáreas de terreno entre viñedos, olivares, tierras de cultivo y pastos. Y, sobre todo, esa Bodega Histórica con los vinos celosamente conservados en su interior que Alberico permitió visitar a unos pocos afortunados, entre ellos Veronelli, y que Alessandrojacopo, por respeto, sigue manteniendo protegida hasta el día de hoy.

La finca Fiorano, con sus vinos, Fiorano Rosso y Fiorano Bianco, y su historia tan rica en ideas innovadoras y algún que otro misterio, situada en via di Fioranello n. 19-31, cerca de la Appia Antica, también próxima al aeropuerto de Ciampino, es propiedad del príncipe Alessandrojacopo Boncompagni Ludovisi. La fama de la finca Fiorano también está ligada a la figura del príncipe Alberico Boncompagni Ludovisi, un personaje que el tiempo ha envuelto en merecida leyenda. Entre los años 40 y 50, Alberico se apasionó por la viticultura y optó, de forma pionera en Italia, por plantar cabernet sauvignon y merlot, malvasía de Candia y un desconocido, para la época, sémillon.

Entre su amistad con Tancredi Biondi Santi y Veronelli, anécdotas y misterios -como la bodega inviolable- y su carácter reservado, Alberico siguió produciendo vinos hasta 1998, cuando arrancó casi todo el viñedo sin dar explicaciones, con una salida digna de la fama que se había labrado a lo largo de los años.

Entre las pocas personas que frecuentaban a Alberico en aquellos años se encontraban su primo Paolo Boncompagni Ludovisi y su hijo Alessandrojacopo, que ya poseían parte de la finca de la zona, incluida la pequeña iglesia de Santa Fresca y la villa vecina. Paolo y Alessandro empezaron a ocuparse de la Tenuta, siempre guiados por Alberico que, mientras tanto, por problemas de salud se había retirado a Roma y supervisaba la gestión desde allí. Entre 1999 y 2004, Alessandro compró otras 13 hectáreas de terreno cerca del núcleo inicial. Plantó, junto con su padre, un viñedo experimental frente a la Villa di Santa Fresca y luego, de nuevo bajo la supervisión de Alberico, que le cedió los derechos de replantación, estableció un nuevo viñedo que debía seguir al que se había explantado anteriormente.

Alessandro, entonces veinteañero e inexperto, pero con gran pasión, fue guiado por Alberico en la elección de los suelos, los clones y la plantación de los viñedos, todo ello siempre de forma ecológica, hasta las operaciones de vinificación, las mismas que continúan hoy tanto en el método de elaboración como en el empleo de los trabajadores, incluido Gianni Valenti, la memoria histórica.

Hasta hoy, tras la vendimia manual, las uvas se prensan a mano, la vinificación tiene lugar en la Bodega Vieja, y luego el vino, por gravedad, llega a la Bodega Histórica, donde continúa con el envejecimiento en las viejas barricas y el largo reposo en botella. Alberico aplicó en todo su experiencia anterior, pero a la hora de elegir las variedades de uva para los vinos blancos, su anciano primo, sin dar explicaciones, impuso el uso de otros clones, Grechetto y Viognier, y nunca más quiso oír hablar del sémillon. A Alberico le sucedió Alessandrojacopo, que hoy está al frente de la finca de unas 200 hectáreas de terreno entre viñedos, olivares, tierras de cultivo y pastos. Y, sobre todo, esa Bodega Histórica con los vinos celosamente conservados en su interior que Alberico permitió visitar a unos pocos afortunados, entre ellos Veronelli, y que Alessandrojacopo, por respeto, sigue manteniendo protegida hasta el día de hoy.

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