Fattoria Paradiso

La Fattoria Paradiso, antiguamente "Castello Ugarte Lovatelli", se alza sobre una loma soleada que flanquea el Bertinoro medieval. Documentos antiguos sugieren su origen en el siglo XV, aunque no puede excluirse la época romana. De hecho, la ubicación de la loma que domina la Via Emilia, junto con los vestigios de la época que devuelve el terreno que hoy alberga la "Vigna Molino", inducen a pensar que fue un punto de observación estratégico para los carruajes en tránsito por el Consolare y el emplazamiento de villas campestres de la época. La villa y el terreno contiguo, propiedad de la condesa Gabriella Ugarte Lovatelli, última heredera de la familia patricia del mismo nombre, fueron adquiridos por la familia Pezzi a finales del siglo XIX. La antigua residencia está vinculada al nacimiento de Marco Palmezzano, discípulo de Melozzo da Forlì. Así lo confirman las iniciales del maestro, "MP", esculpidas en el frontón de piedra de la chimenea monumental del piso que la Fattoria Paradiso reserva a sus ilustres huéspedes. Cabe citar, entre otros, al escultor Giacomo MANZU', la embajadora estadounidense Dina LUCE, los artistas Vittorio GASSMAN, Ugo TOGNAZZI, Gino BRAMIERI, Walter CHIARI y Ave NINCHI, el escritor Julien GREEN, el premio Nobel Dario FO', el escritor y poeta Antony BURGES, el actor estadounidense Danny KEY, la astronauta rusa Valentina TERESKOVA y el estadounidense Karhin THORTON e innumerables personalidades del mundo del arte, la cultura, el teatro, el cine y la política.

Estas presencias y las frecuentes series de coterios, mesas redondas, conferencias, conciertos y eventos culturales que la familia Pezzi siempre ha acogido amablemente en un entorno distinguido, han hecho que la Fattoria Paradiso se haya ganado el título de "salón cultural de Romaña". Tradición familiar En el camino emprendido por Mario Pezzi y su esposa Ubalda Rina, caminan a su lado Graziella y su nieto Jacopo. Tres generaciones en armonía mientras los viñedos avanzan hacia el tercer milenio. Esta es la Fattoria Paradiso, donde la antigua filosofía agrícola está flanqueada por tecnologías modernas y bien probadas; donde la calidad de la producción siempre ha gozado del privilegio coral de los Pezzi, ligado al paralelismo ideal entre cultivo y viticultura. Un adagio recogido de una página del registro de visitantes reza: "El sol y el aire y la tierra no bastarían para hacer un vino excelente, si no hubiera en Romaña hombres que, con su arte, moldean el producto de esta tierra hasta hacerlo único". Mario Pezzi, maestro y poeta de la viña, es considerado el creador del renacimiento enológico de esta tierra.