Bruno Michel es viticultor ecológico y, sobre todo, amante de la tierra y de la vid. Por ello, es natural que creara un vivero en los años ochenta. Apasionado del vino, pronto quiso cultivar las mejores uvas en sus viñedos para poder elaborar sus champanes. En 1985, Bruno Michel se dedicó a la viticultura y fundó una finca con su esposa Catherine en Pierry, a unos kilómetros al sur de Epernay. Su viñedo de 12 hectáreas consta de más de 35 parcelas, plantadas con un 50% de Chardonnay, un 40% de Pinot Meunier y el resto de Pinot Noir. Sus champanes se elaboran en el mismo pueblo, en cuevas abovedadas de piedra caliza, excavadas por monjes benedictinos en el siglo XVIII. Las cuevas ofrecen una temperatura y una humedad frescas y constantes, lo que permite que los champanes envejezcan lentamente para resaltar sus mejores aromas. Gestionada de forma ecológica desde 1998, la empresa cuenta con la certificación BIO de Ecocert desde 2004 y algunos viñedos están actualmente reconvertidos a la agricultura biodinámica. Sus vinos, además de sus aromas únicos e inimitables, son el fruto de un trabajo riguroso y respetuoso con la naturaleza y la tierra.