Encanto y misterio. No hay certeza, pero es probable que Cascina Faletta se construyera en 1881. Así lo sugiere la placa de cerámica original con esta fecha, todavía colocada en el portal de entrada. Un primer elemento que anuncia la voluntad precisa de los propietarios, Elena Novarino y Giovanni Rosso: conservar las huellas del pasado. Una meticulosa renovación, por ejemplo, ha dado nueva vida a los suelos y techos de la época. Incluso el mobiliario, seleccionado uno a uno por Elena, está fechado. La recuperación como modus operandi atestigua el respeto por el alma de Faletta. Un lugar que no puede prescindir de su historia, de las personalidades que lo han habitado a lo largo del tiempo, como la marquesa Virginia, considerada la primera propietaria. Un lugar rodeado de tierras dedicadas a la viticultura: un documento atestigua que ya en 1957 Faletta recibió 500.000 liras por ser considerada una finca vinícola de excelencia. Hoy, como entonces, el viaje al extraordinario mundo del vino continúa. Y, como corresponde, cada botella es una cita del pasado. Si visita la página Vinos, descubrirá por qué. El amor y el profundo respeto por el pasado no han impedido a Elena y Giovanni dotar a Cascina Faletta de la tecnología más moderna. La joya de su corona es el sistema de domótica. Un sistema que permite gestionar y regular de forma inteligente todos los equipos del establecimiento, desde las luces hasta la climatización.