Desde principios del siglo pasado, nuestra familia se ha dedicado constantemente a la viticultura en la región del Buitre. El abuelo Anselmo, primer artífice del éxito de la familia, recogiendo de su padre el noble arte de la viticultura, decidió en 1925 (fecha todavía bien visible en la puerta principal de la finca), vender las primeras botellas de Aglianico, que hasta entonces se producían para consumo familiar y de amigos. Todavía conservamos celosamente algunas muestras de etiquetas, fotos y otro material de época. Fue el inicio casi involuntario de una actividad digna, que ya va por la tercera generación, con absoluto respeto por la tradición, el contexto histórico del lugar y el medio ambiente. La producción total en botellas es de unas 150.000 al año que se mantienen rigurosamente, con el fin de garantizar a lo largo del tiempo, un estándar de calidad que le permita dirigirse a una franja media-alta de consumidores, amantes de la calidad. Numerosos premios le han sido otorgados a lo largo de los años tanto en Italia como en el extranjero, así como numerosos artículos en la prensa del sector que reconocen los primeros grandes méritos de la empresa en la difusión del Aglianico, así como un punto de referencia para toda la zona del Vulture. A pesar del consenso del mercado y de la imagen, el espíritu y la filosofía de la empresa permanecen inalterados, muy ligados al territorio y en particular a Barile, centro de fuerte y antigua vocación vinícola, como atestigua la zona de Cantine, evocador lugar formado por más de cien bodegas centenarias excavadas en la toba, que representan el símbolo del arte enológico de Barile