Cuando uno habla de Salvo Foti siente la necesidad de bajar el tono de voz, casi como para susurrar la admiración que consigue despertar en quienes tienen la suerte de conocerle. Cuando su cabeza plateada asoma entre las hileras de cepas de Carricante, en Milo, entiendes que su lugar está ahí, entre esas cepas del Etna. Igual que cuando te habla, en su Palmento en renovación, de los vinos naturales, o más que naturales, de "IViniUmani". El Manifiesto dice textualmente: "Una vid sin los cuidados del viticultor es capaz de dar uvas, aunque el fruto sea muy diferente de lo que queremos para hacer un buen vino. El vino es un producto humano. Hecho por el Hombre, en cuya elaboración siempre ha puesto todo de sí mismo, su genio, su creatividad, su pasión, su talento, sacrificio y empeño. En algunos casos incluso su astucia, hipocresía, deshonestidad e incorrección. Al final, ¡cada uno hace el vino que es!..." Enólogo y quizás uno de los mayores conocedores de las diferentes potencialidades del Etna, siempre ha sido llamado para elaborar vino tanto de Carricante como de Nerello Mascalese también para otros productores. Hoy en día, ha conseguido su objetivo de elaborar sus vinos a partir de viñedos de más de 100 años, con rendimientos de unos 30 quintales. Vinos esenciales, directos, puros. Vinos atemporales, de hecho, vinos humanos.