La familia Salvioni es una de las presencias históricas de Montalcino: desde hace más de un siglo es propietaria de una conocida farmacia, adquirida por la familia Biondi, y hoy su nombre está ligado a la excelencia enológica del territorio. Gracias a Giulio, que embotella Sangiovese del viñedo de Cerbaiola desde 1985. El conjunto de viñas que da vida al gran Brunello que todos conocemos está dispuesto en un solo bloque, lo que permite realizar las operaciones en el momento oportuno. Es el hijo de Giulio, David, quien se encarga de la gestión del viñedo. La diferente naturaleza geológica de los suelos se corresponde con otras tantas variables expresivas en las uvas llevadas a madurez. La consolidada relación entre Giulio y Attilio Pagli, el enólogo de la bodega, garantiza la continuidad en la calidad de la producción: "si el Brunello no se lo merece, sólo haré Rosso"; así de contundente se expresa Giulio, revelando una atención casi maníaca por la calidad de las uvas. Al fin y al cabo, sólo a partir de uvas perfectamente maduras es posible producir un gran vino, capaz de alcanzar la excelencia en todos los años de su comercialización. El equilibrio y la perfección de los vinos proceden de una rara mezcla de frescura (estamos a 420 sobre el nivel del mar), exposición al sol de la mañana (sureste), la matriz arcillosa de los suelos y una densidad de plantación no exagerada, para dejar a las cepas mucho espacio, favoreciendo la circulación del aire