la Madonna" es el antiguo nombre de este terreno de colinas, envuelto en un paisaje encantado, donde la naturaleza y el arte se alían con esa increíble maestría que es la marca específica de la civilización toscana. Hoy en día, el lugar alberga una joven explotación, de reciente creación e inspirada en un profundo respeto por las tradiciones de la tierra y el gusto emprendedor por atreverse con lo nuevo.
La explotación abarca seis hectáreas de viñedos, dos de las cuales se encuentran en la zona de la Abadía de Sant'Antimo, destinada a la producción de Brunello di Montalcino. Cada hilera está introducida por un rosal, según dicta la más bella de las costumbres viticultoras. Alrededor crecen olivos y vegetación mediterránea para decorar el jardín. Entre el verde del mirto, el blanco de las rosas y el azul de la lavanda, se alzan tres edificios de piedra rubia local: la casa solariega, un antiguo torreón que vigila desde hace siglos el lado noreste de la propiedad, y un dépandance con una gran terraza dedicada a la degustación de vinos.