Spiriti Ebbri es una empresa vinícola muy pequeña y muy joven creada en junio de 2008 por tres amigos que, unidos por la misma pasión que les llevó durante muchos años a producir vinos para consumo propio, han transformado esos momentos de placer en el deseo "generoso" de hacer que otros (¡que no eran parientes ni amigos, por desgracia! infatigables consumidores de nuestro vino!) del placer de la 'magnífica embriaguez' de nuestros vinos. En el municipio de Lappano (CS), cercano al municipio de Spezzano Piccolo, donde la empresa tiene su sede en una bodega 'garaje', poseemos un terreno de dos hectáreas, una de ellas plantada de viñas, ya casi al final de su vida, que estamos renovando y ampliando. También gestionamos un viñedo de aproximadamente media hectárea, y dentro de unos años podremos gestionar directamente algo más de tres hectáreas. Las cepas son las típicas calabresas: magliocco dulce y canino, gaglioppo, greco negro, greco blanco, mantonico, pecorello, etc., aunque se utilizarán/plantarán casi todas las cepas autorizadas y/o recomendadas en Calabria. Producimos vinos tanto con uvas cultivadas directamente por nosotros como con uvas procedentes de países con vocación histórica: Frascineto, Donnici di Cosenza, Cirò, Strongoli, etc., y cultivadas por proveedores seleccionados, tanto de forma ecológica como convencional. No obstante, y siempre que es posible, preferimos a los pequeños viticultores ecológicos y nos encantan los viñedos viejos e improductivos. Vigneron (el que cultiva el viñedo y elabora el vino) en primera persona -al menos para los viñedos cultivados directamente por nosotros-, nos ocupamos de toda la cadena del vino, desde el viñedo hasta la bodega, y nuestro enfoque técnico y cultural se basa en la agricultura ecológica y biodinámica.
En la bodega, la vinificación y la crianza se realizan con levaduras y bacterias autóctonas y, a excepción de pequeñas cantidades de metabisulfito potásico, sin utilizar ningún aditivo.
Entre nuestras referencias enoculturales, nos gustaría mencionar, además del gran Luigi Veronelli, a Henry Jayer, el "patriarca" de Borgoña, considerado por muchos, cuando vivía, el mejor enólogo del mundo, quien mejor resume nuestra filosofía de producción cuando dice: "Para hacer vino se necesita instinto y corazón, y además se necesita una filosofía. El vino no es una simple bebida, es un placer. Necesitamos respeto por su complejidad, por su originalidad, por la riqueza de estímulos que ofrece. Como a muchos viticultores, nos gusta pensar que nuestras vides nos "escuchan", nos disfrutan y nos quieren, sobre todo porque eso es lo que creemos hacer con ellas: las acariciamos mientras las "escuchamos" y observamos; intentamos estresarlas lo justo y mantenerlas en buena forma y, sobre todo, les agradecemos de todo corazón el producto que sinceramente nos ofrecen. Al corresponderles, intentamos poner toda nuestra energía en producir vinos que sean la expresión más natural de un terruño y, por tanto, los únicos, en nuestra modestísima opinión, capaces de suscitar emociones únicas y originales, se perciban como se perciban o se pretendan percibir.
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