Durante la Primera Guerra Mundial, el portugués Manuel De Sousa llegó a Francia para luchar con los Aliados. Al final, regresó a su país, pero la crisis económica le convenció para volver a los lugares donde había luchado, en Champaña, y se instaló en Avize. Su hijo Antoine se casó con la hija de un viticultor del pueblo, Zoémie Bonville, y juntos fundaron la bodega De Sousa, que dio un giro en 1986, cuando tomó el timón su hijo Erick, un viticultor fino e ilustrado, pero también muy buen enólogo, de modo que hoy sus cerca de 75.000 botellas producidas son literalmente codiciadas por los aficionados al vino. La familia De Sousa posee 11 hectáreas divididas en 42 parcelas, plantadas a 8.000 cepas/ha y con una edad media de 45 años. Desde 1989, Erick ha convertido los viñedos a AB (Agricultura Biológica), finalizando en 1999, y emplea caballos en lugar de tractores. Es, en definitiva, un auténtico "orgánico", pero está tan lejos de los eslóganes y, sobre todo, lo hace tan bien que sus champanes nunca resultan rústicos o inverosímiles. En la bodega, las uvas se fermentan en parte en acero y en parte en barricas, utilizando sólo levaduras autóctonas siempre que es posible. De Sousa produce otras 30.000 botellas bajo la etiqueta Zoémie De Sousa, más accesible.
Información sobre De Sousa