Estándares elevados, generosidad, lealtad y un cierto gusto por la libertad. Estos valores siempre han acompañado la ética de Boizel desde la creación de la finca. La calidad en los viñedos y en todas las fases de vinificación.
La generosidad con la que el Champagne Boizel intenta compartir este producto auténtico y vivo con los demás y abre sus puertas a los visitantes para que experimenten el arte de vivir del champán. La lealtad hacia su región, su historia familiar y también hacia sus colaboradores, sus clientes y los amantes del vino de todo el mundo. Finalmente, la libertad de elegir su propio camino para crear vinos sinceros y auténticos.
Esta filosofía se ha pasado de generación en generación y ha sido compartida por las mujeres y los hombres que han originado el Champagne Boizel actual. No es una casualidad si la gestión de la Maison de Champagne siempre ha sido llevada a cabo por dos personas y si las mujeres tienen el mismo papel que los hombres. Cada generación ha conseguido crear vinos fantásticos, rompiendo las convenciones e innovando para crear vinos de calidad. La pasión, el esmero, el sentido del deber y la voluntad de mejorar han creado un vínculo indisoluble en la historia de este champán y siguen haciéndolo hoy en día.
Desde su creación en 1834 el Champagne Boizel ha intentado dar lo mejor de la región de Champaña a través de la producción de vinos generosos que reflejan el terruño de esta región. Sin embargo, la oferta de la familia Boizel va más allá de sus espumosos. Ofrece un conjunto de valores que se reflejan en sus vinos.