Corría el año 2004 cuando la familia Baldi compró una pequeña finca en Staffolo, en una de las zonas más aptas para el cultivo del Verdicchio. Riccardo Baldi, el actual propietario, empezaba entonces el bachillerato, tras lo cual tomó las riendas de la pequeña bodega, que hasta entonces había dirigido su padre. Desde 2010, año de la primera vendimia, se ha cubierto mucho terreno, también gracias a los valiosos consejos de Lucio Canestrari, propietario de Fattoria Coroncino, que cuenta con una larga experiencia en Verdicchio y Staffolo. El número de hectáreas de viñedo ha crecido hasta diez, con la adquisición de nuevas parcelas también en Cupramontana y San Paolo, en el lado sur de Vallesina. La masa principal se encuentra en Contrada Castellaretta, sobre los típicos suelos predominantemente arcillosos y calcáreos, ricos en carbonato cálcico, situados entre 400 y 500 metros sobre el nivel del mar, que garantizan fuertes oscilaciones térmicas. Riccardo Baldi supervisa ahora todas las fases de la producción, contando con la colaboración de Umberto Trombelli en la bodega y Luca Severini en el viñedo. Los viñedos de Staffolo cuentan con certificación ecológica desde la cosecha de 2016 y se están estudiando intervenciones para reducir al máximo el uso de cobre. La plantación antigua data de 1972 y es de Guyot doble, mientras que la más reciente, de 2010, es de Guyot simple. La producción evoluciona, hasta el punto de que este año se estrena un Reserva llamado Selva di Sotto con una selección de uvas del viñedo más alto de Staffolo, situado en Selva Comperseto a 520 metros de altitud. La plantación doble Guyot data de 1974 y los suelos son menos arcillosos y especialmente ricos en caliza y afloramientos rocosos. Es evidente que Verdicchio domina el viñedo y la bodega con las dos expresiones "clásicas", La Staffa, elaborado con uvas procedentes de todos los viñedos de Staffolo, y Riserva Rincrocca, resultado de una selección del viñedo viejo. La gama incluye también un Verdicchio espumoso refermentado con levaduras según el método ancestral, que no se puede degustar. La misma suerte ha corrido el único tinto de la empresa, Rubinia, un IGT de uvas de Montepulciano, del que también se elabora el Rosato IGT l'Aurora.