Perseval-Farge es una pequeña casa de champán situada en la Montagne de Reims, totalmente dentro del prestigioso Premier Cru de Chamery. Está dirigida por Isabelle y Benoist Perseval, que representan la quinta generación familiar de la maison, fundada en 1808 por su antepasado Jean Baptiste Perseval. Un gran cuidado, tanto en el viñedo como en la bodega, ha caracterizado siempre la actividad de la familia Perseval, ahora también orientada a la protección del territorio y del ecosistema, por lo que está certificada como HVE3, es decir, como actividad de "alto valor medioambiental". Todo ello se traduce concretamente en la preservación de las antiguas plantaciones de vid, el rechazo a recurrir a prácticas invasivas en favor de la gestión integrada de plagas en el viñedo y la elección de utilizar cantidades mínimas de sulfitos, con vistas a una relación lo más colaborativa y directa posible entre la naturaleza y la obra del hombre. Las 4 hectáreas de viñedo de la familia Perseval se reparten en 6 lieux-dits dentro del Premier Cru de Chamery, famoso por la presencia constante de arena en el suelo. Esta peculiaridad confiere una frescura punzante y austera a los vinos producidos en este terruño. Junto a las tres cepas clásicas de la región, variedades antiguas y olvidadas como la Arbanne, la Petit Meslier y la Fromenteau también encuentran aquí su lugar. La familia Perseval, convencida de que el vino debe nacer de la viña y, sobre todo, del terruño, ha desarrollado una visión clara de todo el proceso de producción y resume así su misión: "elaborar champanes sin artificios, sin arrogancia ni extravagancia; que tengan una fuerte energía y una gran frescura". Para ello, la vinificación se realiza generalmente en madera, se utiliza al menos un 40% de vin de resèrve para el ensamblaje y, en botella, la maduración sobre lías dura más de 4 años. La pequeña producción de los champagnes Perseval-Farge es la verdadera expresión de un terruño único y de una larga tradición familiar. Los elementos naturales y la iniciativa humana dialogan y se unen para crear champanes capaces de seducir por su sinceridad y su enérgico dinamismo. Precisión, elegancia y claridad de expresión son las palabras clave que definen la refinada producción de la familia Perseval, desde 1808 hasta nuestros días.