La historia vitivinícola de la familia Rothschild hunde sus raíces en Francia, donde James de Rothschild compró la primera propiedad en Burdeos, Château Lafite, en 1868. Motivado por el sueño de crear algunos de los mejores vinos del mundo, el Barón Edmond de Rothschild fundó varias bodegas en Europa y, más tarde, en numerosos rincones remotos del planeta: una preciosa colección que, en conjunto, forma el Patrimonio Edmond de Rothschild.
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