Nuestros abuelos, Marie-Geneviève y André, se instalaron en Chasselas en 1954, el año en que nació nuestro padre Guy. Comenzaron su actividad agrícola mixta con viñas y ganado. Fue natural que Guy se hiciera cargo de la finca a finales de los años setenta. Rápidamente desarrolló el negocio del vino, plantando y comprando viñedos por todo el pueblo. Ya trabajaba la tierra, consciente de su importancia para la planta. En aquella época, la mayoría de los vinos se vendían a granel. Desde muy pequeños, estuvimos rodeados de este entorno vitícola. Cada estación traía consigo placeres y descubrimientos: la poda en invierno, cuando ayudábamos a nuestros padres a arrancar leña; la primavera, esa época mágica en la que aparecen los brotes; el caluroso verano, cuando disfrutábamos del frescor al borde de los bosques que bordeaban la mayoría de nuestras parcelas; la bendita época de la vendimia, cuando subíamos orgullosos a los carros de vendimia y escuchábamos, con los oídos bien abiertos, las historias de los vendimiadores... En cuanto al otoño, pasábamos el tiempo con nuestro padre en la bodega, escuchando el vino y paseando por los caminos de Chasselas...