En 1875, un joven del Valle de Aosta llamado Laurent Ottoz emigró a Francia a la tierna edad de ocho años, siguiendo los pasos de muchos habitantes del Valle de Aosta de la época. En este nuevo país, se acercó al mundo de los espirituosos trabajando en una destilería transalpina, y así empezó a escribir la historia de los licores Ottoz, empresa de la que se convertiría en fundador. De mayor, se trasladó a Marsella, donde, en el antiguo barrio portuario, abrió el famoso "Café des Alpins", gracias al cual abasteció a los alrededores con sus licores. Regresó a su tierra natal en 1902 y, en el centro de Aosta, compró un nuevo bar en el que empezó a producir su propio génépy, conocido y comercializado como Alpine Liqueur Elixir Génépy. Con gran habilidad para crear campañas publicitarias ganadoras y promocionar su producto, consiguió dar a conocer su marca en toda Italia. A lo largo del siglo XX, la familia Ottoz comenzó así a comercializar su producto en toda la península. Siguiendo su historia, llegamos a 2005, cuando los licores Ottoz pasaron a formar parte oficialmente de la gran familia de la Distillerie Levi - St.Roch - Ottoz, con sede en Quart, las destilerías más antiguas del Valle de Aosta fundadas por los descendientes de los destiladores Levi. Aquí, en una realidad cada vez más atenta a la innovación y al vínculo con el territorio, un preciado alambique discontinuo -controlado tecnológicamente- trabaja ininterrumpidamente para dar vida a preciados productos. Tradición, innovación y vínculo con el territorio representan los puntos clave de la destilería situada a las afueras de la ciudad de Aosta, según la cual la innovación no es una ruptura con el pasado, sino que nace de la capacidad de saber trasladar a la vida cotidiana la sabiduría de los antepasados.