La bodega Laurent-Perrier fue fundada por André Michel Pierlot en 1872 y tomó la denominación de Veuve Laurent-Perrier cuando Mathilde Emilie Perrier, la viuda de Eugène Laurent, unió los dos apellidos después de la muerte de su marido.
Veuve Mathilde llevó al éxito de la empresa a través de la producción de 50.000 botellas de Champagne. Este éxito fue breve debido al estallido de la primera guerra mundial y a la interrupción siguiente de toda la exportación hacia Francia. En 1925 falleció Veuve Mathilde, dejando la compañía en las manos de Eugenie Hortense Laurent.
Debido a las consecuencias de la primera guerra mundial y al estallido de la segunda, en 1939 Eugenie vendió la bodega a Mary-Louise Lanson de Nonancourt, que invirtió todo su capital en la finca consiguiendo mantener a flote la bodega pero luego se vio obligada a hipotecar 1.000 botellas que había escondido en una pared. Su hijo mayor Maurice murió durante la guerra en el campo de concentración de Oranienburg dejando a su hermano menor Bernard de Nonancourt como único heredero de la bodega.
En 1949 Bernard de Nonancourt se convirtió en el dueño de la sociedad, haciendo de esta una de las mejores bodegas familiares de Champagne. Ha estrechado importantes vinculos de trabajo con los viticultores y ha sabido combinar de manera sabia innovación y tradición. Ha creado la firma Laurent-Perrier con estilo fresco, ligero y elegante y ha desarrollado una gama única de champanes que hoy en día se exportan a 147 países del mundo.
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