Enza La Fauci

¿Ha paseado alguna vez por las hileras de un viñedo al atardecer? Es una experiencia fantástica: tantas sensaciones, la luz dorada, los colores, los olores, el rugido silencioso de la savia... te sientes como si tú mismo fueras una vid, sientes una gran energía que se extiende desde la tierra y te impregna: ¡la vid es vida! Así comprendes la complejidad de un vino, hijo de la vid y de la tierra que lo alimenta. Lo he hecho, y a menudo, y todo ello me ha convencido poco a poco para plantar un viñedo que cultivar y respetar con amor y pasión. Tras muchos años cuidando de la destilería familiar, Giovi, quise apostar sólo por mí. Así nació La tenuta Enza La Fauci. Se levanta en tierras familiares, cerca del cabo Peloro, exactamente donde Ulises, durante su largo viaje, se topó con las sirenas y, para no sucumbir al encanto de sus voces, hizo que sus hombres lo ataran al mástil de la embarcación. Estamos justo en la desembocadura del estrecho de Mesina. Un suelo arcilloso mezclado con piedra caliza, los vientos Scirocco y Tramontana y las abundantes precipitaciones invernales hacen que esta zona sea "única" en comparación con otras partes de Sicilia, a menudo caracterizadas por paisajes más áridos y soleados. El trabajo en el viñedo se realiza únicamente de forma manual, con la excepción de un pequeño tractor que utilizamos para trabajar la tierra. Particularmente atentos al respeto total de la naturalidad de los vinos, no utilizamos ningún tipo de herbicida químico. A menudo me gusta afirmar que soy más ecológico que orgánico. Pero, juegos de palabras aparte, ésa es mi condición de trabajo. En Cordon Royat y Guyot se cultivan cuatro variedades: Nerello Macalese, Nerello Cappuccio, Nocera , Nero D'Avola.