Conocido desde el siglo XII, se llamaba "La Mothe de Margaux" (el montículo de Margaux) y no tenía viñas en aquella época. El antiguo nombre no se le dio por casualidad; en una región llana como Médoc, el más mínimo "montículo" era fácilmente distinguible y siempre se han producido grandes vinos en suelos que aseguraban un buen drenaje. A principios del siglo XXI, los vinos de Burdeos están experimentando un éxito sin precedentes. El mundo entero parece tener los ojos puestos en Burdeos, donde la demanda de estos grandes vinos no deja de crecer. Esta prosperidad, así como la rápida expansión de otras regiones del mundo, ha situado a Château Margaux en un clima más competitivo y también le ha permitido destacar como la primera bodega clasificada en 1855 y disfrutar de un terruño que se ha ido forjando a lo largo de los siglos.
Pero no hay lugar para dormirse en los laureles: sería tedioso enumerar todas las inversiones realizadas en el dominio desde 1977. Se trata de estar a la altura de su legado, pero sin dejar nunca de cuestionarse, para mejorar y perfeccionar lo que aún puede hacerse, en reconocimiento del patrimonio del Château Margaux.
La comercialización, en 2013, de un tercer vino con el fin de mejorar aún más la calidad de nuestros primeros y segundos vinos, los numerosos estudios realizados desde hace diez años por nuestro departamento de I+D, en particular la observación de la respuesta de la vid al vino biodinámico, y la creación de un sistema de autentificación de nuestras botellas son ejemplos de progresos recientes, dignos de la historia de Château Margaux, que no cesa de progresar para no decepcionar a los amantes del vino de todo el mundo.
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