La historia de Bollinger hunde sus raíces en las tierras de Champagne desde hace siglos. En 1650 la familia Hennequin de Villermont ya era dueña del castillo de Cuis en el corazón del viñedo.
Desde septiembre de 2007 Jéròme Philipon es el nuevo presidente de Champagne Bollinger y lleva adelante el desarrollo de la marca en el respeto de los principios y de los valores de la empresa.
La vinificación en madera es una peculiaridad de Bollinger, es el símbolo de un compromiso de suma calidad y de consolidación de un estilo. Sin embargo, la condición indispensable es contar con los mejores vinos. El pequeño barril de roble es el mejor destino para un gran vino: permite una oxidación controlada y un desarrollo armonioso de los aromas y del bouquet. Si los champanes Bollinger se crían más de lo solicitado por la misma denominación no es por cuestiones de vanidad: como todos los grandes vinos, necesitan tiempo para expresar toda su personalidad. Bollinger concede 3 años a Special Cuvée y al Rosé, 5 años como mínimo para Grande Année y más de 8 años para el R.D.
A todo esto se añade también la calidad especial de las levaduras denomidas únicamente “tradicionales”. La maison Bollinger produce Champán milésime solo con motivo de una añada extraordinaria cuando la uva alcanza una madurez perfecta y tiene un equilibrio ideal de azúcar y acidez.