En la finca Mazzolino se entrelazan culturas cercanas y lejanas; al fin y al cabo, en latín, su nombre significa punto de encuentro, etapa (Mansiolinum). Las vides crecen aquí desde hace tres mil años, las tradiciones ancestrales se superponen ahora a la tecnología moderna, pero el sabor de los vinos Mazzolino que alegra los paladares de expertos y aficionados estimados no es simplemente el resultado de la gradación adecuada, la calidad de las uvas o su procesamiento; la esencia que alimenta las raíces de los viñedos de Pinot Noir, Chardonnay, Bonarda y Cabernet Sauvignon proviene de la profunda pasión de quienes cultivan esta tierra fértil. En 1980, Enrico Braggiotti busca un lugar donde reunir a su familia de 5 miembros, disfrutar de la compañía de sus 4 hijos y 12 nietos. Quiere una campiña en la que hundir las raíces italianas de un linaje nacido en parte en Turquía y en parte en Francia, una tierra en la que sembrar las semillas de una pasión cultivada a lo largo de los años: la del vino. Su esperanza es que su amor por el buen beber sea recogido por su familia. Es su hija Sandra quien hará realidad su sueño, con entusiasmo espontáneo y el don empresarial adecuado. La colina de Corvino, con un vasto horizonte que va desde los Alpes hasta los Apeninos y una extraordinaria vista de Pavía, es el lugar ideal para alcanzar estos objetivos. Por la senda recorrida por los antiguos romanos, Sandra se embarca en un viaje que aportará un nuevo e importante capítulo a esta finca. En la aldea de cinco edificios, una casa de huéspedes y una pequeña iglesia, rodeada de campos y viñedos, cada familia encuentra su hogar. Una vez sentadas las bases, y respetando el carácter que el marqués Alfonso Corti había imprimido a este lugar, Sandra se puso manos a la obra para construir la finca, que con el paso de los años sería replantada casi en su totalidad. Corvino San Quirico, que la acoge con naturalidad, se convierte en un pequeño mundo de fantasía: excelente vino, huertos, gallinas, caballos, rosaledas y un campo generoso que irradia vida y belleza. Los productos de primera calidad que aquí crecen no son sino la consecuencia natural de un lugar apreciado y reconocido por los nuevos propietarios. "Excitantes confirmaciones", "aire nuevo" "elegancia y personalidad" son atributos elegidos por enólogos y críticos para describir los vinos, pero definen igualmente bien el espíritu del lugar y de quienes lo habitan. Al borde del paralelo 45, las veinte hectáreas de Mazzolino son la cuna de una cultura que realza plenamente el carácter de la zona, antaño parte del Antiguo Piamonte, restableciendo una profunda conexión con Francia, que tiene fuertes raíces en esta tierra y en la familia Braggiotti
Información sobre Tenuta Mazzolino