La Gerla nació de la pasión de su fundador, Sergio Rossi, antiguo publicitario de éxito, director de tres grandes filiales europeas de una conocida agencia, que se enamoró de este territorio áspero y dulce a la vez y se convirtió casi en un auténtico "Ilcinese", amando sus viñedos como si fueran sus propios hijos.
Este caballero, de mirada pícara y vivaz, ha sabido crear aquí, en Montalcino, un pequeño crù donde la tecnología más avanzada se combina con la sabiduría de agricultores y enólogos para elaborar excelentes productos que nacen de la tierra toscana y se hacen grandes gracias al trabajo del hombre, protagonista en La Gerla. La finca, de característico nombre Colombaio, era propiedad de la familia Biondi Santi, que ya producía uno de los mejores Brunellos de la zona. Sergio Rossi, la compró en 1976, la restauró completamente respetando el entorno original y poco después, en 1978, creó y difundió la marca La Gerla. En La Gerla, a pesar del gran desarrollo y de los muchos cambios, se sigue dando importancia al hombre y a los sentimientos, escuchando lo que la tierra susurra cada día, respetando sus ritmos y complaciendo sus necesidades. Y quizá sea también por este motivo por lo que en los últimos años La Gerla ha recibido altas puntuaciones en las mejores guías enogastronómicas y revistas especializadas, así como el aprecio de vinotecas y restaurantes. Quizá cada uno de ellos, al degustar una copa de Brunello La Gerla o Birba, perciba en el bouquet no sólo el aroma de las bayas silvestres o el romero, sino también el corazón de quienes trabajan allí.
Sergio Rossi nos dejó en julio de 2011, pero lo que nos enseñó a todos permanecerá muy claro en nuestra memoria, especialmente su gran atención a la calidad y a los detalles que especialmente en estos vinos marcan la diferencia, y su filosofía seguirá siendo un punto de referencia que nos permita seguir produciendo grandes vinos.
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