La filosofía que subyace a la producción de nuestros vinos parte de la base de que un gran vino nace en el viñedo. Por eso dedicamos personalmente un gran cuidado a nuestros viñedos, con un respeto continuo por la naturaleza, como muestra de gratitud por lo que nos da. Desde hace años hemos optado por practicar una viticultura sostenible, realizando unos pocos tratamientos selectivos, principalmente a base de azufre y cobre, y abandonando el uso de herbicidas e insecticidas. Para tener una alta calidad de uva, y por tanto de vino, realizamos dos aclareos diferentes en los meses de verano, dejando alrededor del 50-60% de los racimos en la cepa. Esto permite una mayor concentración de azúcares y polifenoles en el interior de la baya. El enfoque de la vinificación es "moderno", con una maceración de aproximadamente una semana en fermentadores rotativos a una temperatura controlada y constante de unos 28-30 grados y utilizando únicamente levaduras autóctonas. La fermentación alcohólica tiene lugar en depósitos verticales de acero en ausencia de hollejos y pepitas. La fermentación maloláctica, para los vinos de larga crianza, se realiza en madera. Utilizamos principalmente barricas de roble francés para la crianza, con un porcentaje de madera nueva que ha ido disminuyendo con los años. Por elección, no clarificamos ni filtramos nuestros vinos para que puedan conservar intactos todos sus matices. Nuestro enfoque de la vinificación pretende producir vinos de Barolo que se presten a un largo envejecimiento en botella, pero que puedan apreciarse y comprenderse incluso a una edad temprana.
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