En 1960, sin embargo, Familia Catena atravesaba dificultades porque la economía argentina estaba sumida en el caos y las tasas de inflación se disparaban. Un año, Domingo se dio cuenta de que le saldría más caro vendimiar que dejar la fruta en las viñas. Le preguntó a su hijo Nicolás, recién licenciado en Económicas. Nicolás le aconsejó que no vendimiara. Domingo no pudo seguir el consejo de su hijo. Nicolás aún recuerda la tristeza que sintió por su padre aquel año. Nicolás Catena fue el revolucionario silencioso de la historia de la familia de libreros Catena. Trazó una nueva frontera para la elaboración del vino, extrayendo lecciones de la tierra y en las aulas, y aplicando después su formación para tener el valor de desafiar la sabiduría convencional. A mediados de los años 60, se centró en ampliar la distribución por toda Argentina durante los turbulentos años setenta. Pero a principios de los 80, Nicolás dejó Argentina para convertirse en profesor de economía en la Universidad de California. La situación política y económica en Argentina era difícil, con un gobierno militar que acababa de declarar la guerra al Reino Unido y tasas de inflación superiores al 1.000% anual. Nicolás empezó a desarrollar su propia selección de clones argentinos de Malbec plantando 145 clones en el viñedo "La Pirámide". De ellos, seleccionó los cinco mejores y comenzó a plantar en diferentes terruños y altitudes.
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