En las Islas Canarias se produce vino desde hace siglos: al menos desde el siglo XV, cuando los españoles ocuparon estas islas e importaron la vid y su cultivo. Las Islas Canarias se caracterizan por un medio ambiente peculiar. El suelo de origen volcánico es suelto y arenoso, con una excelente permeabilidad y una gran riqueza en minerales, características favorables para la producción de vinos de alta calidad. La zona es azotada por los cálidos vientos alisios y goza de un clima suave durante todo el año, con escasas precipitaciones. En este entorno, el cultivo de la vid se realiza cavando hoyos donde se plantan las plantas. Los sarmientos no se atan a soportes, sino que se dejan libres para que se arrastren por el suelo y resistan el fuerte viento. Las vides no se injertan porque Canarias está libre de filoxera. En la actualidad, en Canarias se cultivan 33 variedades de uva diferentes, muchas de las cuales son autóctonas. En otros tiempos, los vinos más populares eran los pasificados, como la Malvasía, mientras que hoy la producción se orienta hacia vinos más ligeros, principalmente blancos pero también tintos y rosados. Entre los mejores vinos blancos se encuentran el Marmajuelo, producido a partir de la variedad de uva Marmajuelo, caracterizado por su frescura y aroma tropical. También son de calidad el Vijariego producido en Tenerife, un vino blanco de sabor afrutado y ligeramente aromático, el Gual y el Verdello. Otras variedades de uva populares para la elaboración de vinos blancos son el Listán Bianco, la Malvasía y el Albillo Criollo. Los tintos, por su parte, se elaboran con uvas Listán Negro, Negramoll y Tintilla, con las que se producen vinos afrutados y aterciopelados. Entre los vinos producidos en Canarias se encuentran diez DOC, la más antigua de las cuales es Tacoronte-Acentejo, en Tenerife.