Maison Dominique Laurent

Domaine Laurent Père et Fils es un négoçiant-éleveur de la Côte de Nuits desde finales de los años 80, cuando Dominique Laurent decidió dejar su trabajo de pastelero y abrir una pequeña "négoce" de vinos en la bella ciudad de Nuits-Saint-Georges.

Con su maníaca búsqueda de la calidad, dio a la categoría de éleveur ('refinadores', es decir, los que no son viticultores, sino que compran mosto a otros vignerons y luego lo embotellan con su propia etiqueta) una connotación muy valiosa. Su filosofía consiste en elegir únicamente viñas muy viejas, con rendimientos muy bajos, procedentes de diferentes parcelas de toda la Côte d'Or y de una pequeña parte de la Côte Chalonnaise. Dominique trabaja en estrecha colaboración con los vignerons que elige, a lo largo de todo el año, dejándoles que se ocupen de la fermentación: de hecho, por regla general, Dominique se lleva el mosto ya fermentado y sólo en algunos casos se ocupa personalmente de la vinificación. La intervención humana se reduce al mínimo, también utiliza madera 100% nueva para sus Grands Crus y el embotellado se realiza a mano y sin filtrar. Creyendo plenamente en la fermentación en madera, Dominique también ha decidido fabricar él mismo las pièces, que ha apodado "casque magique": selecciona árboles de unos 300 años del bosque de Tronçais y luego sigue un cuidadoso proceso. Una pequeña parte de estos pièces se vende a monstruos sagrados del sector, como el Domaine de la Romanée Conti, Zind Humbrecht y Pingus. Este proceso meticuloso y cuidadoso, del viñedo a la bodega, da vinos de gran profundidad, desde la denominación de base, generosos en aromas y concentrados en estructura. En la actualidad, Dominique cuenta con la colaboración de su hijo Jean, y las botellas producidas abarcan prácticamente todas las denominaciones y clasificaciones de la Côte d'Or. Por último, colabora con la conocida maison Egly-Ouriet y desde 1990 dirige, junto con Michel Tardieu, el Domaine Tardieu Laurent en el Luberon, que produce vinos de las denominaciones más prestigiosas del valle del Ródano (Côte Rôtie, Hermitage, Cornas, Châteauneuf-du-Pape), aplicando la filosofía borgoñona.