Poco hay que hacer, Sicilia siempre consigue hechizar los corazones de las personas que creen pasar aquí una breve temporada pero luego plantan allí sólidas raíces. Esto es exactamente lo que le ocurrió a Antonio Moretti Cuseri, antiguo propietario de Tenuta Sette Ponti en Toscana, cuando a finales de los años noventa, durante un viaje al Val di Noto, quedó literalmente hechizado por la visión del famoso barroco siciliano y sus cálidas aguas marinas. Se enamoró perdidamente de ella, tanto que decidió emprender aquí una nueva aventura, dando origen a una de las bodegas más fascinantes de la zona.
En Noto, en el corazón del Mediterráneo, sobre las rocas y las playas de la franja más meridional, montículo tras montículo, Antonio Moretti Cuseri consiguió reunir una propiedad de unas 250 hectáreas, adquiriéndolas a más de cincuenta terratenientes diferentes. El corazón es Maccari, donde los viñedos que dan directamente al Oasis Natural de Vendicari llevan ya una treintena de cosechas bajo el sol.
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