Felline tiene una larga historia, protagonista del éxito del Primitivo di Manduria y piedra angular del proyecto Accademia dei Racemi, que ha impulsado el renacimiento de numerosas variedades de uva autóctonas. El nombre deriva de una vasta zona arqueológica de Manduria, a poca distancia de sus famosas playas, donde se encuentran los restos de una antigua ciudad llamada Felline. Los yacimientos arqueológicos están vinculados a una leyenda que aún mantiene vivos los ritos religiosos en honor de San Pedro. Se cuenta que San Pedro, que partió de Antioquía en el año 45 d.C. con destino a Roma, en misión de propagación del cristianismo, naufragó al llegar a una de las playas cercanas a Manduria. Los habitantes de Felline le prestaron los primeros auxilios y asistencia, y le acogieron en la ciudad, incluso con una epidemia de peste en curso. San Pedro liberó al pueblo y a su rey Fellone de la lepra, realizando curaciones milagrosas que llevaron a toda la comunidad a convertirse a la nueva religión. De Felline pasó a Roma, donde fundó la Iglesia católica, convirtiéndose en el primer Papa de la historia.
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