El Valle del Rapel en Chile es una región famosa por la producción de vino, especialmente Merlot y Sauvignon, situada en la parte central del país, flanqueada a ambos lados por cadenas montañosas. El clima aquí es soleado todo el año. De hecho, la región es cálida y seca, pero refrescada por corrientes de aire frío procedentes de los Andes, factores que influyen en la calidad de los vinos cultivados, haciéndolos especialmente fragantes.
Los vinos del Valle del Rapel, que representan una cuarta parte de la producción del país y se caracterizan por sabores refinados y limpios, ostentan hoy una calidad excepcional gracias a tecnologías cada vez más avanzadas, introducidas en el país desde finales de los años setenta. Entre ellas, el uso de cubas de acero inoxidable en lugar de las tradicionales tinas de madera, así como sistemas más avanzados de riego por goteo, indispensables para mantener húmeda la tierra en un lugar donde la lluvia escasea. El cultivo de la vid en el Valle de Rapel se remonta a 1500, cuando se plantó por primera vez el País, que sigue estando muy extendido. Más tarde, a mediados del siglo XIX, se importaron muchas variedades de Francia, entre ellas la Cabernet Sauvignon y la Merlot típicas del Valle de Rapel, que en realidad es conocido por producir principalmente variedades tintas, aunque también hay plantaciones de Chardonnay y Sauvignon Blanc. Gracias a las innovadoras prácticas agronómicas adoptadas in situ, que reducen el rendimiento de uva por hectárea, y al envejecimiento en depósitos de acero y barricas, los vinos embotellados del Valle de Rapel han alcanzado una calidad muy elevada. Aparte de la tecnología, también hay que reconocer el mérito de los suelos especialmente adecuados de la zona, que contribuyen a la singularidad de los vinos locales. Para comprobar su sabor, nada mejor que degustar un excelente Punta Nogal Cabernet Sauvignon 2015.